Vulgata latina.
«La "Vulgata" es una
traducción de la Biblia
al latín, realizada a finales del siglo IV (concretamente, en el año 382 de la EC ) por Jerónimo de Estridón.
Fue encargada por el papa Dámaso I (366-384) dos años antes de su muerte . La versión toma su nombre de la frase
"vulgata editio" (edición para el pueblo) y se escribió en un
latín corriente, en contraposición con el latín clásico de Cicerón. El objetivo de la Vulgata era ser más fácil
de entender y más exacta que sus predecesoras» (Wikipedia).
NOTA:
La revista La ATALAYA del 1-4-2009, páginas 20-23, publicada
por la Sociedad Watch
Tower Bible And Tract, explica:
«El latín era la lengua oficial de Roma. Sin embargo, cuando el apóstol Pablo
escribió a los cristianos de aquella ciudad, [hacia el año 56 de la Era Común ,] lo hizo en
griego.
¿Representó eso un problema?
No, pues allí era habitual que la gente hablara ambos idiomas.
Eran tantos los que procedían del Oriente griego, que se decía que la ciudad era prácticamente griega.
La situación lingüística variaba en cada región del Imperio romano, pero a medida que éste fue creciendo, el latín fue cobrando importancia.
Como resultado, se hizo necesario traducir las Santas Escrituras del griego al latín.
Según parece, los trabajos comenzaron en el siglo II de nuestra era en el norte de África.
¿Representó eso un problema?
No, pues allí era habitual que la gente hablara ambos idiomas.
Eran tantos los que procedían del Oriente griego, que se decía que la ciudad era prácticamente griega.
La situación lingüística variaba en cada región del Imperio romano, pero a medida que éste fue creciendo, el latín fue cobrando importancia.
Como resultado, se hizo necesario traducir las Santas Escrituras del griego al latín.
Según parece, los trabajos comenzaron en el siglo II de nuestra era en el norte de África.
Se produjeron diversos escritos,
a los que en conjunto se conoce como "Vetus Latina", o "antigua
versión latina".
Sin embargo, no ha llegado hasta nosotros ningún manuscrito completo de esta traducción al latín de las Escrituras.
Tanto los fragmentos que han sobrevivido como las citas de escritores antiguos apuntan a quela Vetus Latina
no era una obra unificada.
En realidad, parece ser que varios traductores trabajaron por su cuenta en diferentes momentos y lugares.
Por tanto, sería más preciso describirla como un conjunto de textos bíblicos traducidos del griego.
Sin embargo, no ha llegado hasta nosotros ningún manuscrito completo de esta traducción al latín de las Escrituras.
Tanto los fragmentos que han sobrevivido como las citas de escritores antiguos apuntan a que
En realidad, parece ser que varios traductores trabajaron por su cuenta en diferentes momentos y lugares.
Por tanto, sería más preciso describirla como un conjunto de textos bíblicos traducidos del griego.
Aquellas iniciativas
independientes de traducir diversas secciones de las Escrituras al latín
originaron mucha confusión.
Para finales del siglo IV, el teólogo católico Agustín de Hipona declaró que "todo el que tenía a su alcance un manuscrito griego y pensaba que tenía algún conocimiento de ambos idiomas —por escaso que éste fuera— se aventuraba a traducirlo" al latín.
Tanto él como otros personajes opinaban que había demasiadas versiones y dudaban de su exactitud.
Para finales del siglo IV, el teólogo católico Agustín de Hipona declaró que "todo el que tenía a su alcance un manuscrito griego y pensaba que tenía algún conocimiento de ambos idiomas —por escaso que éste fuera— se aventuraba a traducirlo" al latín.
Tanto él como otros personajes opinaban que había demasiadas versiones y dudaban de su exactitud.
El erudito que intentó poner fin
a la confusión fue Jerónimo, quien ejerció en ocasiones como secretario de
Dámaso, el obispo de Roma.
En el año 382, Dámaso le encargó revisar el texto latino de los Evangelios, tarea que Jerónimo realizó en apenas unos años. Luego comenzó a revisar la traducción al latín de otros libros bíblicos.
En el año 382, Dámaso le encargó revisar el texto latino de los Evangelios, tarea que Jerónimo realizó en apenas unos años. Luego comenzó a revisar la traducción al latín de otros libros bíblicos.
La traducción de Jerónimo,
conocida posteriormente como la "Vulgata", fue un texto basado en
diversas fuentes.
Su versión de los Salmos se basó enla Septuaginta , una
traducción griega de las Escrituras Hebreas del siglo II antes de nuestra era.
Además, revisó los Evangelios y tradujo directamente del hebreo gran parte de las Escrituras Hebreas. Por lo visto, fueron otras personas las que se encargaron de revisar el resto dela
Biblia.
Por otra parte, es interesante notar que en la
"Vulgata" de Jerónimo también se introdujeron algunas porciones de la Vetus Latina.
Su versión de los Salmos se basó en
Además, revisó los Evangelios y tradujo directamente del hebreo gran parte de las Escrituras Hebreas. Por lo visto, fueron otras personas las que se encargaron de revisar el resto de
En un primer momento, la
traducción de Jerónimo fue recibida con frialdad.
De hecho, el propio Agustín de Hipona la criticó.
Sin embargo, poco a poco se fue estableciendo como el modelo de Biblia en un solo volumen.
En los siglos VIII y IX, eruditos como Alcuino y Teodulfo comenzaron a corregir los errores lingüísticos y textuales que se habían infiltrado en la versión de Jerónimo con las sucesivas copias.
Más tarde, a fin de facilitar la consulta de las Escrituras, el texto fue dividido en capítulos. Y cuando se inventó la imprenta de tipos móviles, la primera Biblia que se imprimió fue la versión de Jerónimo.
De hecho, el propio Agustín de Hipona la criticó.
Sin embargo, poco a poco se fue estableciendo como el modelo de Biblia en un solo volumen.
En los siglos VIII y IX, eruditos como Alcuino y Teodulfo comenzaron a corregir los errores lingüísticos y textuales que se habían infiltrado en la versión de Jerónimo con las sucesivas copias.
Más tarde, a fin de facilitar la consulta de las Escrituras, el texto fue dividido en capítulos. Y cuando se inventó la imprenta de tipos móviles, la primera Biblia que se imprimió fue la versión de Jerónimo.
En 1546, durante el Concilio de
Trento, la Iglesia Católica se refirió
por vez primera a la traducción de Jerónimo como la "Vulgata".
En aquella asamblea se declaró "auténtica" esta Biblia y se la convirtió en el texto oficial de los católicos.
Al mismo tiempo, se encargó una revisión.
Las labores debían ser supervisadas por comisiones especiales, pero el papa Sixto V —que estaba impaciente por verla terminada y que por lo visto tenía una gran confianza en sus aptitudes personales— decidió acabar por sí mismo el trabajo.
En aquella asamblea se declaró "auténtica" esta Biblia y se la convirtió en el texto oficial de los católicos.
Al mismo tiempo, se encargó una revisión.
Las labores debían ser supervisadas por comisiones especiales, pero el papa Sixto V —que estaba impaciente por verla terminada y que por lo visto tenía una gran confianza en sus aptitudes personales— decidió acabar por sí mismo el trabajo.
Esta revisión comenzó a
imprimirse en 1590, justo antes de la muerte del Papa.
Sin embargo, los cardenales la rechazaron inmediatamente por considerarla una obra repleta de errores y la retiraron de circulación.
Sin embargo, los cardenales la rechazaron inmediatamente por considerarla una obra repleta de errores y la retiraron de circulación.
En 1592 se editó una nueva
versión bajo el papa Clemente VIII. Esta edición, conocida como
Sixto-Clementina, fue la traducción oficial de la Iglesia Católica durante un tiempo considerable.
Además, fue utilizada como base para realizar traducciones católicas a diversos
idiomas, como las versiones españolas de Felipe Scío de San Miguel (1793) y
Félix Torres Amat (1825).
A lo largo del siglo [XX], la crítica textual hizo evidente que la Vulgata , al igual que
otras versiones, necesitaba una revisión. Así, la Iglesia creó en 1965 una
comisión para revisar la
Vulgata a la luz de los estudios textuales y lingüísticos
modernos. Esta nueva obra se utilizaría en la liturgia católica en latín.
En 1969 se publicó la primera
parte de la traducción, y en 1979, el papa Juan Pablo II aprobó la primera
edición de la "Neovulgata", también conocida como "Nova
Vulgata". Esta Biblia contenía el nombre divino en la forma
"Iahveh" en varios versículos, entre ellos Éxodo 3:15 y 6:3. Sin
embargo, esto se modificó en 1986 cuando se publicó su segunda edición: según
explicó un miembro de la comisión, "se arrepintieron [...] y volvieron a
presentar Dominus [Señor] en lugar de Iahveh".
Y al igual que había sucedido
siglos antes con la Vulgata ,
la Neovulgata
fue también objeto de críticas, incluso de parte de eruditos católicos. Si bien
afirmaba ser una traducción ecuménica, muchos la consideraron un obstáculo al diálogo entre confesiones. ¿Por qué?
Principalmente porque los católicos la propusieron como texto base para
traducir la Biblia
a otros idiomas. Por citar un caso, la Neovulgata fue el centro de una polémica en Alemania cuando protestantes y católicos
intentaron revisar juntos una traducción interconfesional. La controversia
surgió porque los traductores protestantes se resistían a amoldar la nueva
versión al texto de la
Neovulgata.
Como vemos, aunque hoy en día muy
pocas personas hablan latín, la
Biblia latina ha influido directa e indirectamente en
millones de lectores. De hecho, ha condicionado el vocabulario religioso en
muchos idiomas. Pero, sin importar en qué idioma se edite, "la palabra de
Dios es viva, y ejerce poder". En efecto, sigue cambiando la
vida de los millones de personas que se esfuerzan por seguir sus valiosas
enseñanzas».
El libro "Toda Escritura es inspirada de Dios y
provechosa", página 310, párrafo 16, producido por la Sociedad Watchtower en 1990, dice, acerca de la
"Vulgata latina":
«Esta versión ha sido el texto
fundamental usado por muchos traductores católicos para producir otras
versiones en la multitud de idiomas de la cristiandad occidental. ¿Cómo se
produjo la Vulgata ?
La palabra latina "vulgatus" significa "común, lo que es
popular". La Vulgata
se produjo en el latín común o popular de su día, para que la gente común del Imperio Romano Occidental pudiera entenderla
fácilmente. Antes de preparar esta versión, el docto Jerónimo había hecho dos
revisiones de los Salmos traducidos al latín clásico, mediante comparaciones
con la Septuaginta
griega. Sin embargo, preparó la
Vulgata por traducción directa de los idiomas originales,
hebreo y griego, y por eso su obra no fue una traducción de otra versión.
Jerónimo trabajó en su traducción latina del hebreo desde alrededor de 390 EC
hasta 405 EC. Aunque en la obra terminada se incluyeron libros apócrifos, que
para aquel tiempo estaban en las copias de la Septuaginta , Jerónimo
distinguió claramente entre los libros que eran canónicos y los que no lo eran.
La "Traducción del Nuevo Mundo" hace referencia muchas veces a la Vulgata de Jerónimo en sus
notas a pie de página».
¿Qué palabra latina se emplea en la Vulgata para traducir el
vocablo hebreo "néfesch"? Se usa la palabra latina "anima",
la cual procede del vocablo griego "anemos" (viento). Por su parte,
el término griego "anemos" siempre significó "viento"; pero
el vocablo latino "anima", que en principio también significaba
"viento", pronto pasó a denotar "principio vital y vida".
Al parecer, es con esta última significación con la que Jerónimo la selecciona
para traducir el término hebreo "néfesch", en la elaboración de la Vulgata.
Por consiguiente, la utilización
en la Vulgata
de "anima" por "néfesch" marcaría un patrón imborrable de
cara al futuro, esto es, respecto a las lenguas románicas o derivadas del latín. Las sucesivas
traducciones de la Vulgata
a las lenguas románicas emplearían el mismo vocablo latino u otro parecido: un
derivado vocabular de "anima", según las características del idioma
románico en formación. Así, en español y portugués "ánima" ha pasado
a ser "alma"; en francés, "âme"; y en italiano, sin apenas
variación, "anima".
Debido al poder modelador que las
traducciones bíblicas han tenido en las lenguas románicas incipientes, aunado a
la influencia cultural religiosa derivada de ello, podemos decir que los
vocablos "anima" (italiano), "alma" (español y portugués) y
"âme" (francés) se han impuesto como la mejor y única opción de cara
a traducir "néfesch" en dichas lenguas derivadas del latín. Así, la TNM en español utiliza
"alma" para significar "néfesch" y lo hace de manera
coherente o concordante, esto es, cada vez que en los manuscritos hebreos
originales aparece "néfesch". Ahora, tras disponer en nuestro idioma
de una buena herramienta para estudiar las Sagradas Escrituras, tal como la TNM , le toca al investigador
concienzudo y sincero valerse de la concordancia bíblica para llegar a un
conocimiento acertado de lo que el Génesis da a entender cuando emplea la
palabra "alma" en español.
Esto es así porque, al igual que
pasa en muchos idiomas y con muchas palabras, cada vocablo puede llegar a tener
más de una acepción o significado; y de hecho existen términos con muchas
acepciones, como es el caso de "alma". Hay acepciones figuradas (alma
de cañón), filosóficas (alma platónica), religiosas (alma inmortal), populares
(alma gemela), etc. Sin embargo, para el estudioso del Génesis es de vital
importancia llegar a un conocimiento lo más exacto posible del significado
bíblico de "alma" (néfesch), a fin de no imponer al texto sagrado una
acepción extraña de "alma", ajena al significado de
"néfesch", y de esta manera caer en un error que ha sido bastante
común en los círculos religiosos: tergiversar, con o sin mala intención, el
verdadero mensaje del Génesis.
NOTA:
Es necesario tener en cuenta que
las Santas Escrituras no sólo presentan vocablos con sus respectivas cargas
semánticas (los significados de tales vocablos), sino también conceptos o ideas
más o menos complejos que sobrepasan la dimensión puramente terminológica. Por
ejemplo, "néfesch" es un vocablo bíblico bien delimitado que aparece
por primera vez en el capítulo 1 del Génesis, de manera que su concepción es
relativamente sencilla de obtener para un estudiante sincero del texto sagrado,
a partir de una concordancia bíblica y del vocablo en los diferentes contextos
en los que aparece. Pero, por contra, la idea o noción de "pecado original heredado de Adán", por
ejemplo, no se corresponde con un vocablo bíblico definido y estable, como
ocurre con "néfesch", sino que se trata de una idea que, aunque es
inequívocamente bíblica, se expresa en la Sagrada Escritura
de muy diversas maneras terminológicas o mediante frases con una morfología y una sintaxis variable, aunque
siempre transmitiendo el mismo tipo de concepto.
Esas distintas palabras o ideas
deben ser estrictamente definidas en la mente del estudiante de la Sagrada Escritura
preferiblemente a la luz de todo el contexto bíblico, para evitar acepciones
subjetivas y parciales que dificulten la comprensión acertada del mensaje
sagrado. Así, cualquier concepto que se derive del estudio del mensaje bíblico
debería contar con la apoyatura de toda la Sagrada Escritura ,
o sea, debería estar definido a la luz de todo lo que dice la Biblia sobre dicho concepto
en particular. Es lo que se denominaría "definición bíblica de un
concepto". Y la misma cosa puede realizarse también en el libro del
Génesis considerado aisladamente; pero el estudioso del Génesis obtendría mayor
amplitud cognoscitiva a la luz del contexto de toda la Sagrada Escritura
y esto es importante, pues hay porciones de este libro sagrado que sólo
adquieren buen entendimiento cuando se tiene presente toda la demás Sagrada
Escritura.
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