Tal
vez Rutherford sea el testigo de Jehová más vilipendiado en
Internet.
De él se han escrito acusaciones de todo tipo, sin
necesidad de aportar pruebas.
Una de las acusaciones que se le hacen
es que supuestamente se hizo construir una casa en San Diego
(California, EE.UU.) a costa del dinero de la Sociedad Watchtower,
con el pretexto de que era para los fieles de la antigüedad que
resucitarían en 1925, y que este hecho se ha silenciado
posteriormente en las publicaciones de los Testigos.
La verdad, por
supuesto, es muy diferente.
En
primer lugar, sí es cierto que los testigos de Jehová creyeron por
un tiempo, por una interpretación incorrecta de algunos pasajes
bíblicos, que en 1925 comenzaría la resurrección
de los fieles de la antigüedad.
La resurrección de los justos es
una enseñanza bíblica, pero el momento estaba obviamente
equivocado.
Como
ya hemos mostrado en otros artículos, ni Russell ni Rutherford
afirmaron nunca ser profetas ni tener ninguna capacidad para predecir
el futuro, ni hablaron en nombre de Dios.
Simplemente expusieron las
conclusiones a las que habían llegado estudiando la Biblia, y en
algunas ocasiones se equivocaron.
Este hecho se reconoció con
frecuencia en las publicaciones de aquella época, y se sigue
reconociendo hoy.
Pero
centrémonos en el tema de la casa llamada Beth-sarim.
¿Qué
tiene que ver realmente esta vivienda con el año 1925?
Absolutamente
nada.
Para
empezar, la casa se edificó en 1929, de modo que difícilmente se
pudo construir para albergar a los que fuesen a resucitar en 1925.
¿No le parece extraño al lector que, de todas las páginas web que
critican este asunto, ninguna se haya dado cuenta de la evidente
discrepancia de fechas?.
Solo con esto ya deberíamos dudar seriamente
de la fiabilidad y la objetividad de tales sitios.
O quieren engañar
al lector deliberadamente, o están tan cegados por el odio que ni se
dan cuenta de un error tan obvio.
Entonces,
¿cuál fue el motivo por el que se construyó la casa?
Podemos
acudir al artículo publicado apenas dos meses después de
construirse la casa, en la revista Golden
Age (hoy en español
titulada ¡Despertad!) del
19 de marzo de 1930, donde se atajan los diversos rumores falsos que
promovían en aquel tiempo algunos periódicos sensacionalistas (e
incluso se incluye una copia de las escrituras de propiedad).
En
resumen, la historia es como sigue: Rutherford padecía una
enfermedad respiratoria, y el frío de Nueva York afectaba mucho a su
salud,
por lo que el doctor le recomendó que pasara los inviernos en
San Diego, cuyo clima es mucho más cálido.
En
San Diego resultaba incómodo y caro tener que buscar cada invierno
un alojamiento y un lugar de trabajo apropiados para todo el personal
de la oficina.
Por eso, algunos amigos personales de Rutherford,
preocupados por
la situación, insistieron en comprar un terreno y
construir allí una
vivienda para él.
Así pues, el motivo
fundamental por el que se construyó Beth-sarim no fue alojar a los
fieles resucitados, sino servir de vivienda y lugar de trabajo a
Rutherford y sus secretarios.
¿Es
cierto que en plena crisis de 1929 la sociedad Watchtower pagó
aquella construcción con el dinero donado por todos los testigos de
Jehová?
No.
Por un lado, el dinero se reunió y se inició el
proyecto de construcción antes del famoso crack del 29.
Pero además,
el artículo mencionado indica que «el Señor había suministrado
los medios para la construcción del edificio sin que supusiera una
carga para la Sociedad».
Van Amburgh, tesorero a la sazón de la
sociedad Watch Tower, confirmó que ni un centavo del precio de
aquella casa había salido de los fondos de la organización.
Ante
acusaciones recurrentes, este mismo tesorero publicó otra carta en
la Golden Age del
2 de mayo de 1937, en la que se especifica que la casa fue «un
regalo de sus amigos».
También en The
Messenger, un boletín que se
distribuyó a los asistentes a la asamblea de Columbus, Ohio, el 25
de julio de 1931, se especifica que la compra y construcción de la
casa fue iniciativa de varios hermanos, que la pagaron «con su
propio dinero».
Así pues, está claro que ni la finca ni la
vivienda se pagaron con dinero de la Sociedad Watch Tower.
Fue un
regalo personal.
Rutherford
aceptó el regalo con una condición: la casa se utilizaría
solamente para «el servicio del Señor».
Tras su muerte la
propiedad pasaría a la sociedad Watch Tower.
Además, indicó que
cuando resucitasen los fieles de la antigüedad, si deseaban usar la
vivienda, esta estaría a su servicio; por eso se bautizó a la
propiedad con el nombre Beth-sarim, «casa de príncipes», lo que
sirvió de paso para dar amplia publicidad a la creencia de los
testigos de Jehová en la resurrección de los justos, que ellos
creían muy cercana.
Rutherford
vivió y trabajó en Beth-sarim todos los inviernos hasta su muerte
en 1942.
Unos años más tarde, en 1947, la Sociedad Watchtower
decidió venderla porque ya no tenía ninguna utilidad y suponía un
gasto innecesario.
¿Se
ha silenciado este asunto, como quieren hacernos creer?
Otra mentira
más.
Estas son algunas publicaciones de los testigos de Jehová
donde se habla de Beth-sarim:
1993 Proclamadores, pág.
76 y 89
1992 La
Atalaya, 3/1/1992, pág. 27
1975 Anuario
1975, pág. 194
1961 Let
Your Name Be Sanctified, 336
1955 The
Watchtower, 11/1/1955, pág. 655
1947 The
Watchtower, 15/12/1947, pág. 382
1942 The
New World, 104
1942 Consolation, 27/5/1942,
págs. 3-9
1940 The
Watchtower, 1/6/1940, pág. 162
1939 Salvation, págs.
311-312
1937 The
Watchtower, 15/3/1937, pág. 86
1937 The
Golden Age, 5/5/1937, pág. 499
1931 The
Messenger, págs. 6-8
1930 The
Golden Age, 19/3/1930, págs. 404-407
Esta
lista no es exhaustiva, pero basta para mostrar que este asunto se ha
comentado en diversas ocasiones en nuestras publicaciones, y que
cualquier persona tenía acceso a la información.
En
resumen, los amigos de Rutherford le regalaron una casa, y él la
donó a la Sociedad Watch Tower tras su muerte.
Además, como creía
que pronto resucitarían los fieles de la antigüedad, puso la casa a
su disposición cuando llegara ese día.
¿Es
esa la historia tan sórdida de Beth-sarim?
Honestamente, no hay
ninguna base para hablar de fraude ni de enriquecimiento personal de
nadie, ni de episodio vergonzoso ni de las demás memeces que se
dicen sobre ese lugar.
Las personas que persisten en difundir esas
mentiras, o son muy ingenuas y se creen todo lo que les dicen, o
realmente no les importa la verdad sino atacar a los testigos de
Jehová aunque sea con calumnias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario