EL SISTEMA inmunológico
es uno de los más increíbles y asombrosos de nuestro maravilloso y
sorprendente cuerpo, por lo que se le ha comparado con el más
complejo de todos los órganos humanos, el cerebro. El inmunólogo
William Paul del Instituto Nacional de la Salud afirma: “El sistema
inmunológico tiene una capacidad impresionante para procesar,
aprender, memorizar, crear, almacenar y utilizar información”.
Todas las alabanzas son pocas. El doctor Stephen Sherwin, director de
investigación clínica en Genentech, Inc., añade el siguiente
comentario: “Es un sistema increíble. Reconoce moléculas que
nunca antes habían estado en el cuerpo. Puede diferenciar entre lo
que pertenece al mismo y lo ajeno”, y si se trata de un agente
extraño, le declara la guerra.
¿Cómo sabe el sistema
inmunológico lo que pertenece al cuerpo y lo que no? Gracias a una
molécula proteínica especial, llamada MHC (complejo mayor de
histocompatibilidad), que recubre la superficie de casi todas
nuestras células y actúa como señal identificadora, es decir,
comunica al sistema que la célula es benigna, parte de nosotros y
exclusivamente nuestra. De esta forma, el sistema inmunitario
reconoce y acepta nuestras propias células, pero ataca a cualquier
otra que tenga moléculas diferentes en la superficie, y no hay
que olvidar que las células que no son nuestras presentan
moléculas diferentes.
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