martes, 1 de agosto de 2017

S.I. El conocimiento aumenta pero ¿..?



El conocimiento aumenta, pero el enigma persiste

Desde que apareció el virus del sida y dirigió sus ataques principalmente contra el sistema inmunológico, se han multiplicado las investigaciones y el conocimiento se ha incrementado muchísimo. No obstante, el sistema inmunológico es tan maravillosamente complejo que gran parte de su funcionamiento sigue siendo un misterio, como muestran los siguientes comentarios hechos por inmunólogos.
El inmunólogo John Kappler afirma:
 “Este campo está progresando con tanta rapidez que cuando los artículos de investigación salen en prensa, la información ya está desfasada”. (Time, 23 de mayo de 1988, página 56.)
El inmunólogo Leroy Hood, del Instituto California de Tecnología, declara: 
“Hemos llegado a comprender bien cuáles son los componentes del sistema inmunológico, pero no sabemos casi nada sobre la programación que hace que el sistema funcione, es decir, los genes que dicen a las células lo que tienen que hacer”. 
Respecto a las señales químicas semejantes a hormonas que desencadenan la reacción, las linfocinas, Hood dice que las que han sido descubiertas hasta ahora “son solo la punta del iceberg”. (National Geographic, junio de 1986, página 732; Time, 23 de mayo de 1988, página 64.)

El investigador Edward Bradley declara: “Probablemente sabemos del sistema inmunológico tan poco como Colón sabía sobre América después de su primer viaje”. (National Geographic, junio de 1986, página 732.)


Cuando surge la guerra civil
La capacidad de distinguir lo perteneciente al individuo de lo extraño a él es el sello característico del sistema inmunológico.” (Immunology, página 368.) 
Pero cuando el sistema se descontrola —como sucede a veces— no consigue hacer la distinción y acaba por librarse una guerra civil, una lucha contra sí mismo. 
Las enfermedades que entonces se producen se denominan enfermedades autoinmunes. 
Se cree que la fiebre reumática, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la diabetes del tipo 1, la miastenia gravis y el lupus sistémico eritematoso tienen este origen.

Además, el sistema inmunológico a veces se equivoca al considerar a invasores inofensivos como enemigos peligrosos. 
La reacción alérgica puede provocarla un grano de polen, una partícula de polvo, pelo de animal o tan solo un poco de cangrejo. 
Se producen cantidades excesivas de agentes químicos potentes, como la histamina, para repeler sustancias que son inofensivas en sí mismas, por lo que las reacciones alérgicas pueden ser muy molestas: asma, estornudos, respiración forzada, goteo nasal y lacrimeo. 
En casos extremos, pueden provocar el llamado “shock anafiláctico”, condición que puede llegar a producir la muerte.

El consumo de marihuana “desempeña un papel importante en debilitar el sistema inmunológico, porque limita el desarrollo de ciertos leucocitos”. (Industrial Chemist, noviembre de 1987, página 14.)



Aumenta el número de pruebas en apoyo de que las transfusiones de sangre son perjudiciales para el sistema inmunológico. Cientos de trabajos científicos en los últimos años las han relacionado con la inmunosupresión. En un informe se comentaba que “una unidad de sangre es suficiente para producir inmunosupresión”. (Medical World News, 11 de diciembre de 1989, página 28.)

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